Hablar de la historia del Circolo Sportivo Italiano es hablar de la historia de la migración italiana al Perú y su influencia en nuestro país. Es reconocer el valioso aporte con ciudadanos ilustres como Antonio Raimondi o héroes de la patria como Francisco Bolognesi, hasta que un 16 de agosto de 1917 don Antonio D’Onofrio, un empresario heladero, emprendió el sueño de fundar una institución que incorpore la pasión por el deporte y la cultura italiana en suelo peruano.

“Los jóvenes y los adolescentes no conocían los deportes y transcurrían su vida en actividades sociales, frívolas y galantes”, dijo alguna vez don Antonio. Y así, en las instalaciones del Salón D’Onofrio de la Av. Grau, junto a 65 asociados, firmó el acta de fundación del Circolo Sportivo Italiano.

Su primera acción en favor del deporte fue importar 100 bicicletas, primera disciplina deportiva del club. Nuestro emblema lo confirma: una rueda de bicicleta sobrepuesta a la estrella de Italia, con la bandera italiana al centro; y en la rueda la inscripción “Circolo Sportivo Italiano Lima”.

El estatuto reflejaba las ideas de don Antonio: proveer una educación gimnástica a los jóvenes y fomentar el espíritu de camaradería entre italianos, independientemente de las convicciones políticas y religiosas de sus miembros. Así, cualquier italiano de primera o segunda generación, o toda persona de apellido italiano que demostrara respetar su herencia italiana, era apta para ingresar a la sede de la calle Belén 1094, inaugurada el 24 de octubre en el Centro de Lima. Y fue tal el éxito de la convocatoria y el aumento de inscripciones, que en muy poco tiempo se pudo conseguir un terreno en el Fundo Desamparado, nuestra actual sede.

Desde ese momento no paramos de crecer, tanto en deporte como en infraestructura. Antes de cumplir cinco años de vida, el Circolo ya contaba con un majestuoso estadio, con tribunas para 20 mil espectadores —que representaba el 20% de la población limeña en la época— y que no solo fue escenario para la práctica del fútbol, también albergó carreras de ciclismo, motociclismo y atletismo. Un estadio que en febrero de 1930 se convertiría en el primero del Pacífico en contar con iluminación para encuentros nocturnos.

En 1945 celebramos nuestras primeras Olimpiadas Internas, con 400 asociados participantes, entre varones y damas, en ajedrez, atletismo, fútbol, bochas, básquet, ciclismo, tenis, natación, tenis de mesa y vóley. Un certamen que fue elogiado por la prensa nacional y que sirvió de ejemplo para otras instituciones. Mención aparte merece nuestro clásico bochódromo, inaugurado el 18 de mayo de 1950 y conocido como “La Catedral de las Bochas”, que escenario de encuentros históricos, como aquel que protagonizó el equipo argentino de Boca Juniors ante nuestro terceto de oro, conformado por Ángel, Nanni y Umberto Cordano junto a Bartolomé “Lolo” Musso.

Hoy contamos con 9 disciplinas, además de la práctica del remo en la Socitá Canottieri Italia, sede en La Punta con la que nos fusionamos en 1986 para seguir difundiendo la italianidad en el Perú, agregando a su vez, una sede social frente al mar.

Así transcurre esta historia que empezó a inicios del siglo XX y que sigue hasta hoy, tras 105 años de historia . Siempre con el mismo objetivo: difundir el deporte y la italianidad en el Perú.

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